Prólogo: Una larga espera

Feliz cumpleaños Marie!-dijo mi padre.

Gracias papá!- dije con una sonrisa.

10 años, esa era mi edad en ese entonces. Un año mayor, genial… en verdad eso no me importaba en absoluto.

Mi madre no había vuelto a aparecer desde que yo tenía 3 años, y mi padre ya no la mencionaba. Le incomoda mucho hablar de ella conmigo. Supongo que debe de ser muy duro para él, no lo sé.

La he estado esperando hace años, pero ella aún no regresa. Me duele mucho recordar el momento de su partida.

Recuerdo que yo estaba durmiendo, pero comencé a escuchar mucho movimiento en mi casa, así que me desperté y pude observar a mi madre en la sala mientras miraba una foto encima de una mesa, con lágrimas en los ojos.

Aquel retrato en el que estábamos nosotros 3, mi padre , mi madre y yo.

Yo me había acercado a ella con sumo cuidado, y le tome una de las manos que estaba colgando de la mesa.

Ella me miró, me observó de una manera tan especial en la que se mezclaban la felicidad y el dolor…

Qué sucede mami?- había preguntado con inocencia.

No te preocupes corazón-dijo ella mientras me tomaba el rostro con sus cálidas manos y fijaba su mirada en mí.

Qué haces con esa maleta?- había preguntado al observar un bolso que descansaba en el suelo cerca de la entrada.

Ella me besó en la frente y me abrazó.

Tengo que irme cielo-comenzó a decir ella.

Qué? A donde? – le interrumpí  yo con tristeza.

Lejos-dijo ella bajando la mirada y soltando algunas lagrimas- pero no importa lo que pase , recuerda que te amo hija, volveré en cuanto pueda .

Te estaré esperando-dije mientras la abracé fuerte y se me caían unas lágrimas.

Llevaba  esperándola hace 7 años, pero ella aun no regresaba.

En celebración de mis 10 años, habíamos ido a visitar a la madre de mi papá, mi abuela. Ella es la curandera de una tribu de equidnas que vive en Mystic Ruins.

Luego de una celebración mi abuela me tomó de la mano y me llevó dentro de una de las tiendas donde vivía y comenzó a buscar algo entre sus cosas.

Qué buscas abuela?-pregunté.

Tu regalo de cumpleaños-dijo mientras seguía buscando, hasta que se acercó a mí con un pequeño cofre de madera, el cual lucia un aspecto antiguo.

Toma tesoro, espero que te guste-dijo ella sacando una esmeralda color chocolate del interior del cofre.

Yo la observé, era preciosa.  Era una gema un poco más grande que la palma de mi mano, completamente marrón chocolate. Al hacer contacto con mi piel la esmeralda parecía haber intensificado su brillo y color.

Muchas gracias abuela-dije mientras la abrazaba.

Querida, debes saber que esta no es una esmeralda común-me advirtió ella- esta esmeralda contiene una energía muy grande, y debes cuidarla de las personas de corazón impuro y malas intenciones.

Lo haré- le prometí mientras volvía a contemplarla.

Es posible que te sientas cansada algunas veces, ya que ella se alimenta de tu energía y esencia-explicó la vieja equidna.

Habían pasado semanas desde mi cumpleaños, y como estaba aburrida decidí ir a caminar al Bosque de Wike, uno de los bosques más grandes y antiguos de mobius.

Me adentré demasiado, perdiendo el rumbo.

Recuerdo ese día …

Yo quería detenerme, pero no podía, era como si alguna fuerza me estuviese empujando para que siguiera caminando.

De repente, la esmeralda que estaba en mi bolsillo comenzó a levitar hasta ponerse enfrente de mí.

Asustada , retrocedí unos pasos atrás.

Descuida pequeña-dijo una voz desde la esmeralda.- encontrarás la verdad que estas buscando, pero para eso deberás esperar.

Esperar? Cuanto tiempo?- pregunté asustada.- y quién es usted?

El tiempo que sea necesario-respondió aquella voz totalmente desconocida para mí.-y mi identidad no es importante en este momento.

La esmeralda brilló con más intensidad y comenzó a distorsionar el paisaje , hasta formar una especie de portal.

Una mano salió de él, y se extendió en mi dirección.

Ven conmigo-dijo la voz.

No, yo tengo que regresar a mi hogar-dije asustada retrocediendo unos pasos.

Ven,  y te prometo que encontrarás la verdad que estas buscando-dijo aquella voz de mujer.

Al escuchar su proposición no me pude negar, aunque , no estaba segura de a qué verdad se estaba refiriendo.

Me lo prometes?-pregunté.

Absolutamente-dijo ella pronunciando aquella palabra con total seguridad.

Caminé con pasos lentos hacia aquel portal y tome aquella mano con firmeza , aquella mujer me acercó lentamente al portal , hasta que entré por completo y el portal se cerró.

La esmeralda cayó al suelo perdiendo su color por completo, luciendo como una roca común y corriente.

Ahora tengo 17 años, han pasado 7 años desde que he atravesado ese portal, y aún sigo esperando que aquella verdad llegue. Espero no haberme equivocado en mi decisión, aunque, tengo el presentimiento de que esa verdad llegará pronto. Espero que así sea…